Esta mañana, el Banco Central publicó el Informe de Estabilidad Financiera (IEF) correspondiente al segundo semestre 2018 en el que además indicó que la deuda de las empresas llega a 113% del PIB.
En línea con los informes pasados, el Banco Central indicó que entre las amenazas para la estabilidad financiera chilena, "siguen destacando aquellas vinculadas a un ajuste abrupto de las condiciones de financiamiento externas".
Así se detalló en el Informe de Estabilidad Financiera (IEF) correspondiente al segundo semestre 2018, donde el ente rector señala que ha continuado el gradual proceso de normalización monetaria en economías avanzadas. Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, entre otros, han retirado paulatinamente sus estímulos monetarios; sin embargo persiste el riesgo de que el ajuste de política monetaria en EE.UU. sea más rápido de lo implícito en distintos precios de mercado.
Riesgos asociados a la ciberseguridad
En el informe hay un capítulo destinado al tema de la ciberseguridad, donde el Banco Central advierte que "es fundamental que las entidades financieras del sector privado revisen de manera permanente si los riesgos de ciberseguridad a los que están expuestos están bien administrados".
En ese sentido, indica que estos organismos "no sólo son responsables frente a sus clientes por los compromisos que adquirieron con ellos, sino que además forman parte de un sistema altamente interconectado. Por lo demás, está en su propio interés resguardar adecuadamente sus recursos e información, puesto que la materialización de estos riesgos tiene costos patrimoniales y reputacionales que pueden ser elevados".
El ente emisor también delinea cuáles son los desafíos que tiene Chile en esta materia. Uno de ellos es revisar, con miras a perfeccionar, el marco regulatorio y de supervisión en materia de gestión de riesgo operacional y ciberseguridad. Lo anterior puede incluir la incorporación de un mayor grado de detalle en las normas, de manera de disminuir discrecionalidad en implementación de medidas; graduación de requisitos de acuerdo a estándares y mejores prácticas internacionales; y la consideración de riesgos transversales e impactos en otras instituciones.
Por otro lado, sostiene que se debe mejorar el seguimiento y monitoreo de los riesgos de ciberseguridad. Lo anterior implica el análisis de nuevas métricas que permitan una correcta identificación y ponderación de estos riesgos. Asimismo, se debe evaluar si las capacidades de supervisión de estas materias son las adecuadas, o bien deberían ser perfeccionadas o creadas.
Asimismo, detalla que existen al menos cinco casos donde la materialización de riesgos de ciberseguridad puede amenazar la estabilidad financiera. Primero, los ciberataques pueden causar disrupciones en los servicios financieros de las instituciones afectadas, ya sea bancos o infraestructuras financieras.
Debido a las interconexiones entre estas entidades, las disrupciones eventualmente se podrían propagar al resto del sistema financiero. Segundo, los ciberataques pueden interrumpir el normal flujo de pagos, afectando a las demás instituciones, incluidas las infraestructuras del mercado financiero, a través del sistema de pagos de alto valor (SPAV).
Tercero, un ciberataque puede generar pérdidas de información crítica para el sistema financiero, incluyendo información sensible de los clientes. Cuarto, pueden debilitar la situación patrimonial de una institución financiera como consecuencia de un robo de sus recursos. Quinto, un ciberataque puede mermar la confianza de los agentes en la seguridad del sistema financiero.
Deuda empresarial
De acuerdo al informe, la deuda alcanzaría cerca de 113% del PIB al tercer trimestre, con movimientos en los últimos trimestres explicados en gran medida por variaciones de la paridad peso-dólar. Sin embargo, el BC, precisa que "este nivel de endeudamiento no representa necesariamente una vulnerabilidad a la luz de importantes mitigadores de riesgos financieros y cambiarios".
Fuente: Diario Financiero
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