Por Camila Muñoz, Integrante del Programa de Pasantías de Pallavicini Consultores.
“Llegó el momento de una nueva concepción del capitalismo; las necesidades de la sociedad son grandes y crecientes, mientras que los clientes, empleados y una nueva generación de jóvenes están pidiendo que las empresas den el primer paso para abordarlas.”
Parte de la falta de legitimidad de las empresas radica en la concepción de que su riqueza es a costa del bienestar social
La Responsabilidad Social Empresarial surge como un enfoque centrado en la sociedad pero desde una perspectiva ajena a la organización y no en su centro
El concepto de Valor Social Compartido apunta a la creación de valor tanto para la organización como para la sociedad.
Bajo esta premisa, el valor de la empresa ya no se mide sólo por la creación de utilidades, sino también por el impacto que esta genere en su entorno.
“El sistema capitalista está bajo asedio”. Con esas palabras comienzan Michael E. Porter y Mark R. Kramer “La creación de valor compartido”, publicación inserta en la Revista Harvard Business Review, en enero del año 2011.
Y es que los problemas detectados hace nueve años, entre otros, son aquellos que hoy desembocan en una profunda crisis: La falta de legitimidad de las empresas, la desconfianza basada en la idea de que éstas se enriquecen a costa del bienestar social, con modelos de negocios que proyectan sus ganancias a corto plazo. Se preguntan los autores “¿Cómo explicar, si no, que pasaran por alto el bienestar de sus clientes, la depredación de los recursos naturales vitales para sus negocios, la viabilidad de sus proveedores clave o las penurias económicas de las comunidades donde producen y venden?”
Frente a esto, el enfoque de Responsabilidad Social Empresarial se limitaría, erróneamente a ojos de los autores, a ubicar a los problemas que aquejan a la sociedad en la periferia de la entidad empresarial y no en el centro, deviniendo insuficientes para generar un impacto positivo real.
Así emerge entonces el concepto de valor social compartido: Crear valor económico de tal manera que también se cree valor para la sociedad, partiendo de la base de una nueva forma de entender el éxito económico, definiendo el mercado no sólo en virtud de la necesidad económica sino también de la necesidad social. Por ello, el valor de la empresa ya no se mide sólo por la creación de utilidades, sino también por el impacto que genere en su entorno.
Para lograr lo anterior no hace falta echar por tierra todo lo creado hasta hoy. Pequeños pasos pueden llevar a una empresa a la adopción de este nuevo enfoque, partiendo con impulsar el desarrollo de conocimiento y competencias con enfoque en las necesidades sociales en líderes y ejecutivos, mejorar la capacidad de colaboración con otros sectores de la sociedad, y la generación de medidas eficaces por parte de los Estados que promuevan dichas iniciativas.
Así, ésta es una oportunidad única para dar lugar, como nunca, a la innovación y a la creatividad. Los autores identifican a lo menos tres claves para orientar a una empresa en este sentido: Reconcebir los productos y mercados; redefinir la productividad en la cadena de valor y permitir el desarrollo de un cluster local.
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